3 N+1+1= 0
No.
No.
No.
La triple negación no implica que me quiera librar de vos. Pero sí que tendrás que aceptar esa última regla que impusimos como condición a nuestros mutuos eclipses. La realidad se impone con sus precariedades, querida, y sabés muy bien que la geometría de la ambigüedad y el deseo merece este sacrificio. Contracara de nuestras abyecciones que multiplican los desperdicios y los errores que cometemos a cada rato, con esas tristes ontologías que salen sorteadas: puta suerte. Hoy te tocó encadenarte a vos porque salió cadena y quizás mañana me toque a mí permanecer todo el día en agua sucia para que me bebas de a pequeños sorbos y después puedas estrellar el vaso contra la pared marcada con tres X rojas del tamaño de tus pezones, como lo pedía esa tercera instrucción del inciso vigésimo tercero. Se nos hace insoportable tanta sujeción a reglamentos oscuros y a veces incomprensibles, pero no hay otra alternativa. Por eso es que la triple negación acomoda un poco las cosas. Aunque queden apenas tres o cuatro cosas por acomodar. No necesitamos más. Vos sabés que cuando esas tres cosas desaparezcan, el juego se termina y hasta ahí llegan nuestros ojos, nuestras bocas, manos, piel, todo eso que llamamos cuerpo y su unión desquiciada.
Foto unsologato.