sábado, agosto 25, 2007

Habitación blanca 4445

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Mirando el adentro. Sin más intemperie que la indeterminación blanca. Piel y ojos para una misma incertidumbre. Y hacer que la tristeza blanca tenga cierta dosis de amarillo. Solcito bien dispuesto en medida de ausencia. (No aceptar más de un diminutivo en esos dos ambientes infinitamente divisibles). Palabras también blancas para cada pared del silencio. Silencio blanco a veces pintado de gris. El a veces del siempre o del nunca, pero todo blanco en paredes que respiran igual que el hombre. Aire blanco del encierro. Y la respiración que encuentra el centro donde queda la marca de un clavo. No se sabe qué nombre blanco estuvo colgado allí en ese adentro.

Foto unsologato.

domingo, agosto 19, 2007

El árbol del suicida

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Compró una soga que pudiera soportar el peso de su cuerpo. Escribió tres cartas de despedida. Lloró amargamente en ese trance. Hizo el nudo corredizo con cuidado. Eligió una hora nocturna y deshabitada. Caminó por el parque. Sintió el aire frío en la cara. Encontró el árbol adecuado. Un árbol que ya había observado alguna vez. Dio vuelta un tacho de basura metálico y se paró encima. Instaló la soga en una rama firme. Se puso alrededor del cuello el nudo corredizo y lo ajustó. No había nadie. Sólo el frío de la noche y su decisión. Comenzó a contar mentalmente hasta diez. Siempre le gustaron esas cuentas regresivas de lanzamiento al espacio. De pronto escuchó la voz del árbol: “no lo hagas”. Detuvo la cuenta. Se bajó del improvisado patíbulo y se abrazó al árbol.

Foto unsologato. (Árbol del Rosedal, Baires)

domingo, agosto 12, 2007

Borrador de amor y muerte

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No soy Scheherezade ni ella es es el rey Schahriar aunque tiene poder absoluto sobre mi persona. Es nuestro juego. Tengo menos de cuarenta minutos para escribir algo que la conmueva. De lo contrario me pondrá el cañón del revólver en la boca y disparará ese último beso de plomo. Después quizás mojará el dedo índice en mi sangre y escribirá en las paredes una de sus frases absurdas.
El tiempo vuela y las musas no acuden a mis ojos. Estoy ciego y el pánico que me va invadiendo se huele en el aire. Esta no es la forma de conmoverla. Lo sé. Me siento perdido. Me estoy ganando ese balazo con tanta torpeza.

Vuelvo a intentarlo.

Quizás, señora mía, usted prefiera que vayamos al teatro esta noche y después hagamos el amor, en vez de convertirme en ese cadáver que le viene prometiendo desde hace tantas noches a las diosas de la venganza. Quizás hasta pueda usted simular que este relato le ha tocado algo íntimo y me renovará el plazo hasta mañana. Aceptaré complacido esa mentira.
Me permito una sugerencia por si hoy me llega la hora: que apriete el gatillo en el instante de la cópula en que ambos al unísono gritemos la única verdad.

Foto unsologato.

viernes, agosto 03, 2007

(Fantasmas 4419)

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Porque acaso somos más reales cuando nos besamos la luz aún siendo fantasmas uno del otro en la risa gorriona de la noche que abre intemperies en un solo pliegue de cielo de invierno cuando las calles unen manos frías sin guantes de piel felina pero necesarias a las piedras del laberinto amante que prefiere el abrazo continuo a la desaparición de cualquier objeto que sea arrojado hacia una luz menos culpable ya sin sufrir la suerte de esos cuerpos unidos en silencio y piel de juego que derrota alguna de las muertes posibles.

Foto unsologato.
El Tiempo Buenos Aires Aerod.