(Salida 5371)
Vos me decías aguaviva, ahí la salida. Y yo cegueramente solo el cartel indicador: labio-vodka-labio. Tren rojo para besarnos en estaciones donde no se abren las puertas. Todo bajo tierra. Subcielo de subpiel en cópula certera como única perfección posible. Y había tanto mar en esos abrazos que cantaban pinares y piedra de sacrificio. Pero vos repetías salidas con letras blancas y la sangre volvía a estallar. Aunque no fuese verdadera sangre, sólo el tumulto pegajoso de una sustancia ansiolítica que permanecía siempre idéntica a una porción exacta de duda: títere sin cabeza.
Los cráneos de ambos rodando por el andén y nadie que los patee hasta la salida.
Foto unsologato.