lunes, septiembre 21, 2009

(Fotográfica 5092)



No son fotos reales pero se disparó con certeza sobre el objetivo. La complicidad de la luz en esos niveles de tristeza provocó un encuadre que imita el vómito de un terciopelo a resguardo de cualquier otro salvajismo. También puede haber sido una ventana saqueada antes que toda transparencia vital desviara los cuerpos hacia ese ángulo de fuga y abyección. Otra similitud con la crueldad de esos clavos lacerantes puede ser coincidencia de orgasmos múltiples e implumes, pero sin ninguna proyección de cielo cenital-genital. La foto se siente en el ombligo antes de mutar la piel en piedra de sacrificio. Ni el papel higiénico enmierdado donde fue impresa por vez primera, ni el periódico donde se exhibió un fragmento de su resolución final, alcanzan para develar el simulado enigma. La hipótesis menos aleatoria representa a un hombre penetrando felinamente a una mujer disfrazada de mesa ratona donde se celebra una última cena sin comensales, ni posteriores salvaciones eucarísticas. La combustión de esas impresiones de mala calidad no terminan de aniquilar totalmente la imagen que aún se retuerce en los ojos del no vidente que disparó sobre sí mismo.


Foto unsologato.

lunes, septiembre 14, 2009

(Catalejo Nº 5084)



Quizás haya otras parcelas de sentido, pero inaccesibles. Posibilidades ambulatorias de un cuerpo en otro cuerpo. Consuelo disfrazado de tigre. Tigre de paredes blancas que no logran la total supresión del observador. Articulación de una tristeza más real. El cuerpo a cuerpo devenido en lágrima náusea. Lo real maldito sin contrapeso de lo real bendito. Pesadilla que multiplica sus silogismos de despertar y nada. Nada de médula agazapada en relámpago dialéctico o ternura de animalitos menos discontinuos en el placer. Cada uno encerrado en su catalejo sin horizonte. Ni mar. Ni isla bienaventurada donde reconciliar la ausencia del amado con la ausencia de la amada. Catalejo bien parido en ombligo negro hacia ombligo rojo. Catalejo sólo para ver dentro del laberinto la inmovilidad de los cadáveres y las piedras de sacrificio.


Foto unsologato.

martes, septiembre 01, 2009

(Cielo Nº 5074)



Un cielo adentro de otro cielo, cielo sin salida. Tu cielo o mi cielo. O el sincielo de ambos.
Geometrías bífidas o imprecaciones de piel envilecida. Cielo vaginal con grito de pájaro o cielo pantalla que repite nombres ilegibles para la nube que nos ve pasar. Cielo sin manos para construir la tierra. Cielo adentro de otro cielo, aún más cerrado. Cielo de pájaros que no cantan lieder de Schubert, ni anidan en zapatos rojos, ni mean en floreros de cristal, ni usan lencería de seda para fornicar con nubes disléxicas. O cielo que simula el goce extremo de un cuerpo cuatro veces mutilado. Cielo abierto a su propia desintegración hasta que no quede ni un solo orificio arriba de la cabeza. Balazo o entretedio. Cielo que muta suavidad de gotitas en desesperación de hierros que confunden a los árboles.
Tu cielo o mi cielo. Extensión del tablero vacío. Final del juego. El sincielo de ambos.


Foto unsologato.
El Tiempo Buenos Aires Aerod.