En una misma línea...
Desesperado corre por los pasillos de la biblioteca y va botando los libros de los estantes. Caen al suelo y se levantan olas de papel en remotas regiones de la escritura. Algunos extraños volúmenes de cristal se quiebran, otros de arena se esparcen simulando desiertos, unos pocos libros de agua sacian la sed de algún muerto que nunca se atrevió a escribir lo que le estaba destinado. Sigue su recorrido frenético entre anaqueles interminables sembrando la confusión y a veces llevando un poco de justicia al exceso de letra de impresa.
Cree, supersticiosamente, que al regresar sobre los pasos del estrago, de pronto encontrará el libro correcto; lo abrirá como manda el azar y en una misma línea hallará las palabras con que su amante lo mandó a destruir la biblioteca donde unieron sus cuerpos por primera vez y donde sus esbirros lo matarán en el instante en que cierre el libro...
Foto unsologato.