Agradecimiento
Agradecer la presencia y agradecer la ausencia. La luz pregunta. La luz no responde. Preguntar por tu presencia y por tu ausencia. Seguir preguntando con luz o sin luz. Agradecer el gesto mínimo que consuela a las piedras. Piedras que arrojás contra tus propios cristales. No importa si se quiebra la luz o el corazón. O se quiebran las preguntas de tanto silencio. Y la piedra de sacrificio ya sin preguntas, ni luz, ni bordes humanos. Entonces continuar agradeciendo la ausencia como ese otro gesto que equipara las servidumbres. Los despojos. Los gozos. Los contactos esporádicos, con o sin cuerpos visibles. Los encuentros y desencuentros que no tienden a multiplicar la respiración. Aunque tus piedras y mis piedras a veces respiran y dicen lo que hay que seguir callando. Agradecer el silencio que hace tan bella la ausencia y la luz. Hasta que sólo quede la gratitud de dos ausentes que alguna vez se amaron.
Foto unsologato.