jueves, abril 13, 2006

El don.

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“Te pedí el don y me lo diste. Tus ojos eran demasiado hermosos y oscuros como para negarme a ello. A pesar del espanto que esto me provoca, no me arrepiento de haberte pedido esa visión. El momento ha llegado y sé que no tengo escapatoria. Dejo esta nota sólo para confirmar que fue cierto lo que me dieron tus ojos esa noche en que la unión de nuestros cuerpos prófugos fue lo único que existió para el fuego. Lo veo con una claridad terrible, así será:
El tipo con el largo abrigo cruzará la calle cuando me vea salir por la puerta del edificio. No me dará tiempo a explicar mi inocencia. En dos movimientos sacará el arma. Intentaré golpearlo y correr, pero será en vano. Un balazo en medio del pecho y otro en la garganta. Y ahí quedaré tendido. El tipo correrá unos metros y se subirá a un auto que lo estará esperando. La muerte será instantánea con ese doble fuego. Tú leerás esto dos horas más tarde, cuando llegues a casa y abras el correo. Recibirás la llamada del sicario y le dirás que pase a buscar el dinero. Te sentirás vengada y satisfecha por haberme dado el don de esta visión y la muerte”.

Escribo un par de correos más, me despido de un amigo entrañable y de mi padre. A ninguno le digo que fue ella la que me mandó matar. Sé que merezco esta muerte por haber aceptado su regalo y me conforma saber que eso contribuirá a la dicha de la mujer de los ojos más bellos y oscuros que haya amado jamás.

Foto unsologato.

10 Comments:

Anonymous Anónimo said...

¡Bravo! Magnífico relato miGato.

Quería escribir ese libro pero algo no me cuadraba. Cuando salí a aquella terraza a fumarme un cigarro frente al mar repasé los pormenores de la conversación con la última mujer que amó y la nota que el fallecido le dejó. El sol me deslumbró y entonces caí en la cuenta: Después de pagar al matón, la bella se trastornó y miró directamente al sol en pleno eclipse... Sus ojos se perdieron con él.

Yo también te beso doble.

abril 13, 2006 11:04 a.m.  
Blogger franhilz said...

la vida , la pasión, el amor, la muerte

los ingredientes de la cocina poética de Unsologato

cada plato que nos prepares, ché!

(¿hay repetición?)

abril 14, 2006 1:20 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

Es admirable como pasás de lo romántico a lo trágico. El fuego de la pasión todo lo devora. En este caso "esos ojos negros". ¿Serián "aquellos ojos negros que jamás podré olvidar"? Tanto se les cantó a ellos. ¿Cuántos sintieron vibrar sus almas escuchando esa canción? Evidentemente los ojos negros pareciera que tienen un magnetismo particular; sin embargo aún recuerdo parcialmente aquel Madrigal a unos ojos claros:
"Ojos claros, serenos, ya que así me miráis, miradme al menos".¿ Será porque Pupi tenía ojitos celestes?
Un abrazo de osos. g3

abril 14, 2006 3:23 p.m.  
Blogger Laura Martillo said...

Que espectacular paso de lo claro a lo oscuro...del amor a la muerte y en ese trayecto alguna resurrección.
Un saludo.

abril 15, 2006 1:28 a.m.  
Blogger fgiucich said...

El precio a pagar es muy alto, pero el placer del don valió la pena. Abrazos.

abril 15, 2006 1:28 p.m.  
Blogger Miss Mag said...

Eso es porque no has conocido, ni amado todos los ojos del mundo, resucita y verás.

abril 15, 2006 6:22 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

Condenado a tu ennochecido antojo, en tus pupilas muere cautivo mi destino.

abril 15, 2006 9:28 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

Mi gato, prometo que no dolerá, no tanto.
Ahora, ¿no serán "dones"? Fijáte bien.

abril 16, 2006 10:13 a.m.  
Blogger Nidesca said...

hay dones que hacen corpóreas las pesadillas.

genial relato.

abril 16, 2006 5:56 p.m.  
Blogger unsologato said...

Una vez más con enorne gratitud felina y humana agradezco a los comentaristas que compañaron este pequeño calvario.

besos y abrazos
besos felinos
abrazos humanos

abril 17, 2006 12:23 p.m.  

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