Posibilidad de un autorretrato.
Decir la luz sin vueltas. Pero contradecirla lo suficiente. Arrinconar el silencio donde ella quiera. Ella, que sabe la piel de la ausencia. Ella, que no pregunta por los ojos de la noche cuando hay batida de lágrimas. Y dejarse llevar en brazos hasta los ojos más lejanos del sí mismo. O del nadie. Y las preguntas de cualquier reflejo que no quiere seguir simulando una alegría de pájaros ciegos. Una frente de preguntas. Dos mejillas de respuestas vanas. Como si una sola ventana bastara para abrir el juego de las intemperies. El juego de un rostro que es interrogado entre geometrías blancas. Todo para saber y no saber lo que la luz quiere decir del aire. U otra boca sin agua. Y nunca diciendo lo suficiente. Y el silencio de los ojos que alcanza hasta la noche, en que vuelve a preguntar por el rostro que ama…
foto unsologato.