Horizonte con barco.
Decir el horizonte y permanecer en su silencio. Negar la extensión de la mirada cuando todo es hacia adentro. Los ojos en los ojos cuando la piel no es mar, pero sí árbol de una orilla imaginaria. Y el barco alejándose de los acercamientos y el muelle sin abrazos. Y el horizonte pidiendo explicaciones más elementales. Quién se desnuda de viento, quién desata la tormenta. Cuerpo a cuerpo atardeciendo: a estribor y babor en el vaivén de la cópula. Aunque nunca nos abrazamos en aquella isla, salvo en palabras de barquitos de papel.
Amor navegante y el horizonte en silencio.
(Oh, capitana,
mi capitana con nombre de mar!!)
Foto unsologato, Isla Robinson Crusoe.