miércoles, octubre 24, 2007

Jardín Zen I

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Ni tus huellas ni mi rastrillo sobre la arena que ha caído del cielo de las ausencias cuando todo se ordena en torno a la lámpara que no necesita luz ni oscuridad para permanecer equidistante de nuestras muertes en la tranquilidad de las cinco piedras que sostienen el vacío en medio de la noche sin ojos ni labios ni movimiento de cuerpos entrelazados.

Foto unsologato.

miércoles, octubre 17, 2007

Caída del reloj de arena

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se le busca la vuelta en dos movimientos perplejos pero el vidrio se rompe la arena se derrama sin lágrima en ese desierto del pecho hundido en la noche cuando toda esa oscuridad no sirva para desnudarse con restos de otro amor y alcanzar un mínimo de aliento de pájaro para que el cielo siga siendo real en medio de toda esa destrucción sin segundero de caricias sin arriba ni abajo en sudor anhelante y las distancias multiplicándose sin nombres ni voluntades que junten los añicos en esa habitación donde cabe el universo

foto unsologato.

martes, octubre 09, 2007

Trío Nº 4486

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la tricromía predominante en la incertidumbre del ir y venir de boca en boca sin que el beso sea manzana o pregunta de limón capaz de llenar ambos ombligos de deseo antes de ser completamente verde en la cópula y abandonar la búsqueda cuando esa copia de lo real termine imponiéndose en el pavimento desabrazado sin nada que darle de comer a las crías o construyendo el naufragio con esa otra ilusión de tempestades que unen los cuerpos sin que importe el horizonte ni el cielo hambriento

Foto unsologato.

lunes, octubre 01, 2007

Lluvia del 1º de Octubre de 2007.

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Llueve de no abrazarnos. Llueve porque el árbol comienza a olvidar los nombres reflejados en ese charquito donde no hemos quebrado los espejos. Llueve como un gesto esquivo de nuestros cielos. Llueve sin gorriones de ternura. Llueve con gotas de placer que no encuentran los ombligos del sudor y la paciencia. Llueve a destiempo y con cansancio. Llueve sin pedir otra oportunidad a la tierra. Llueve con el cielo atragantado. Llueve con una rosa blanca que no volverá a acariciar las paredes de piel del laberinto. Llueve con toda esa alegría que no somos capaces de encontrar en una sola gota de tiempo que abarque todas las lluvias. Llueve para que mañana agradezcas el misterio.

Foto unsologato, Baires.
El Tiempo Buenos Aires Aerod.