viernes, mayo 29, 2009

Movimiento con whisky nocturno



Sabor del whisky. Sabor de la vagina. Dinero triste. Movimiento de manos en el aire. Ninguna figura reconocible. Aire que no respiran las manos vacías. Vagina con sabor a whisky. Movimiento de la noche sin cuerpos que amparen toda esa oscuridad. Luz dorada del whisky en boca y vagina. Comunión líquida de espera. Escasez de efectivo. Sabor de otras cosas que no se dicen. Manos vacías lamidas por ambos lados del aire. Respiración entrecortada. Whisky certero en toda la boca que recorre la vagina.

Foto unsologato.

viernes, mayo 22, 2009

Celeste y naranja



Dos colores. Como dos manos abiertas. Dos brazos. Dos ojos. Unión de dos cuerpos que peregrinan en dos colores. Madera de adentro. Madera de afuera. De buena madera dice la hembra. El macho pregunta otro color, otra distancia, sin elegir ninguna igualdad. Ni el contrapeso cromático, aunque la cópula siempre equipare la luz. La noche de cada color en dos caminos que se bifurcan en piel de madera y piel de cemento. Ningún naranja que obligue al celeste a construir la casa. Nada más que dos cuerpos de dos colores.
Foto unsologato

viernes, mayo 15, 2009

Stabat mater



Que te maten el hijo. Y verlo morir. Que te maten la madre. Y verla morir. Y no ver cómo resucitan de entre los muertos. Que las oraciones no se recen con la exactitud de los que matan porque sí. Verdugos sin ideología que hacen apuestas por el tiempo en que el hijo durará más que la madre. Un minuto más. Diez minutos más. O medir los decibeles de cada grito. O cómo los cadáveres quedarán mirando el cielo o la tierra. La madre boca abajo tragando el polvo. El hijo con los ojos clavados en el cielorraso manchado de humedad. Ambos muertos en un mismo acto lúdico, intrascendente. Poco dinero las apuestas, sólo para condimentar la diversión. Alambres. Corriente eléctrica. Huesos que se van quebrando. Desgarros de piel, sangre, vómitos, mierda. Y el descanso con un baldazo de agua helada para que aguanten un poco más, media hora más, y unas cervezas que le vierten algo celebratorio al acto. Que se miren el uno al otro y se despidan. La madre, el hijo. Muertos sin cruz.

Foto unsologato


jueves, mayo 07, 2009

La mesa



El tenedor. El cuchillo. La servilleta blanca. La mesa. La desesperación en frasco de pimienta. La tristeza del tenedor y del cuchillo. Y la servilleta blanca sin mancha de rouge, de salsa, de sangre, de vino, de excremento. La mesa o la espera. La espera sin labios, ni ojos, ni espaldas. Y el tenedor sin carne. Y la carne sin cuchillo. Y la pena blanca de la servilleta inmaculada. Y todo lo que se vacía de lo que ya está vacío antes de empezar. O la conversación que accede a los detalles mínimos de la mesa. Ni cuchillo, ni tenedor para clavárselos en la mano y darle amablemente la servilleta para que se apriete la herida. Nada de eso. Cuchillo y tenedor en su lugar exacto. Mesa vacía.

Foto unsologato.
El Tiempo Buenos Aires Aerod.