miércoles, junio 06, 2007

Caminos 4364













Caminos que bifurcan la luz. Como cualquier gesto del vacío. Luz incompleta. Luz sacrificial. Aunque nos soñemos tan idénticos en intemperies y en árboles que abrazan. Árboles que necesitan nuestras pieles para aparearse con un solcito de esa tarde fría. Tan sucia la tarde en su memoria de niña. Y no hay suficiente oscuridad en el mundo, ni en cada rostro de estos animalitos humanos, para que seamos condenados a una tristeza que abarque todas las coordenadas del juego. Aunque los disfraces de dicha compulsiva y las máscaras de antagonismo desfiguren los rasgos del árbol. A veces nos basta con ser árbol y creer que la sombra es el único acto de amor posible.

Foto unsologato, Baires.

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

A veces nos basta con ser árbol y que sol reconforte nuestra piel corteza, nuestras ramas que se alzan buscando un pedazo de cielo... (Y que nuestras raíces, bajo la hierba, se encuentren, se enlacen, sin miradas, sin sombras)

Un beso brotado, otro germinado y uno florecido.

junio 07, 2007 7:17 a.m.  
Blogger Joako Voskovany said...

Los árboles deberían ser mirados como viejos sabios que, meditando, han contemplado el paso de la vida sin la necesidad de dar un sólo paso hacia adelante.

Pasaba por aquí. Es un placer leerle. Saludos.

junio 09, 2007 10:26 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

Los caminos se bifurcan para seguir otros rumbos... pero todas las aguas llevan a la mar.
Decís "A veces nos basta con ser árbol y creer que la sombra es el único acto de amor posible", pero si no fueran árboles y no hubiese luz no habría sombras.
No todas las sombras son igualmente oscuras: las hay más negras y otras agrisadas. ¿Habrán encontrado en esos paseos laberínticos, las sombras blancas?

junio 12, 2007 7:02 p.m.  

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