Otra oscuridad de sinceridades.

No es la oscuridad de siempre. Ni el siempre oscuro de las negaciones que se persiguen entre sí. Ni el sí mismo anegado por una tristeza sin piel. Piel adentro de piel. Y ni siquiera eso. Abrazo que se retuerce en el aire. Como si nadie lo diera ni lo recibiera en el momento exacto de su serpiente. Azul crispado de negro. Respiración agitada. Pero no es la oscuridad de siempre. Algo más resignado en su alambre de púas. Una desombra que no alcanza a soñarse perfecta. Las manos juntas. Borde interno de cualquier pánico suelto. Caricias separadas. Y los ojos que no se respiran mutuamente la mirada. Las manos quietas en otro lugar. Y la piel sin piel para seguir respirando juntos. O sólo la oscuridad donde todo comienza…

foto unsologato.