La mesa
El tenedor. El cuchillo. La servilleta blanca. La mesa. La desesperación en frasco de pimienta. La tristeza del tenedor y del cuchillo. Y la servilleta blanca sin mancha de rouge, de salsa, de sangre, de vino, de excremento. La mesa o la espera. La espera sin labios, ni ojos, ni espaldas. Y el tenedor sin carne. Y la carne sin cuchillo. Y la pena blanca de la servilleta inmaculada. Y todo lo que se vacía de lo que ya está vacío antes de empezar. O la conversación que accede a los detalles mínimos de la mesa. Ni cuchillo, ni tenedor para clavárselos en la mano y darle amablemente la servilleta para que se apriete la herida. Nada de eso. Cuchillo y tenedor en su lugar exacto. Mesa vacía.
Foto unsologato.
1 Comments:
Tenedor para pincharlo 79 veces, que broten 316 chorritos de sangre. (no bastó una servilleta para detener su carrera escaleras abajo hasta la calle...)
El cuchillo no hizo falta.
¡Le aplaudo y beso -sanasana- la pimienta que le echaste a la herida!
Publicar un comentario
<< Home