La cartera de la dama.
La dama se acercó decidida, copa de vino en mano y propuso un brindis por el mutuo desconocimiento y otro brindis por su cartera que era inmensa, con tejidos de colores y colgaba de su brazo como el objeto más importante de todos los que allí se sometían a los juegos de la banalidad y el azar. Aceptamos el brindis porque la cartera de la dama proponía una comunicación nueva entre nuestras respectivas soledades acumuladas a esa hora de la noche y el destiempo. Después de cuatro palabras no del todo ineficaces, la dama prefirió que le fotografiáramos la cartera a que fuera su sonrisa la que quedara atrapada en el rectángulo de luz. Entonces, sin pudor alguno, abrió la cartera como una experimentada meretriz dispuesta a entregar sus placeres a ignotos clientes y me pidió que entrara en ella. Disparé dos, tres veces y el flash desparramó en su rostro el placer de ser hurgada y acariciada por ese ojo electrónico que ordenaba la multitud de objetos caóticos en fragmentos de luz y color.
Intercambiamos nombres y direcciones y me pidió encarecidamente que le enviara la foto de la cartera. Deseaba que sus estuches, frasquitos, billetera, pelusas, labiales, peines, espejos y papelitos doblados en cuatro con inscripciones secretas hayan salido con la expresión adecuada a tan agradable Merlot que nos había empujado a hacer cosas como estas y otras, inconfesables.
Foto unsologato.
3 Comments:
la entrega de la virtud de la cartera a un extraño es un juego muy conocido entre señoras que beben buen vino a altas horas de las noches
la presencia de un fotógrafo poeta en las inmediaciones es también una ley inviolable
el resultado es magia humana
- abrazos de gato negro, Maestro!
Gracias Frank, salvaste la soledad comentarística de la cartera de la dama.
saludo félido!!!
¡¡¡Muy bien !!! Nos meteremos en "la cartera" de una dama. Según su contenido, podríamos deducir que su dueña debe ser una mujer que sabe lo que lleva, o mejor aún, que lleva lo que quiere. Descartemos a las jovencitas porque ellas no necesitan cartera; ¿para que la llevarían si con "ellas" ya va "todo"?
Podemos arriesgarnos a pensar en una mujer que coloca cuidadosamente,la noche anterior, lo que puede necesitar durante su día de trabajo, por supuesto, fuera de su casa. Pero, esa dama, ¿habrá previsto que ese día puede ser totalmente distinto al de ayer?. Sale tan segura con su cartera que ni se le ocurre pensar que es portadora de un objeto muy tentador para algún infaltable rapaz.
Una tía me decía, "me robaron el monedero, pero no sabían que el dinero lo había reemplazado por unos caramelos ácidos. ¡Que los endulcen!"
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