(Piel nocturna elemental de las Goldberg)
Así la piel llevando el aire. Respirar cada uno en el otro. Siempre aire suficiente, aún en la tormenta. Ni el pecho oprimido ni las manos crispadas. Aire de la noche con brazos de relámpagos. Fuego a lo lejos y tan cerca. Fuego de ventanas y de puertas abiertas con atraso de relojes de arena. Siempre fuego suficiente. Suavidad de la piel en su propio fuego, en su propio aire. Y agua de sedientos en noche de relámpagos. Agua de piel navegante de uno en otro hacia el muelle más desnudo de la isla. Gotitas que llenan el ombligo de la noche donde se anuda el fuego. Así la piel de agua en aire y el fuego de piel y de ternura.
¿Pero dónde está la tierra, amor?
¿Dónde nos crecerán los arbolitos de los huesos?
¿Por qué nada de tierra para estos dos equilibristas?
Foto unsologato.
6 Comments:
Porque los equilibristas no se mueven sobre la tierra, viven lo efímero en el aire.
Si los funambulistas quisieran ser malabaristas y mostrarse sus habilidades, unos unos cuantos centímetros cúbicos de una maceta bastarían para plantar los pies y abrazarse con brazos de árbol durante una eternidad.
Y entonces la fiestas de sus vientres y sus ventanas se disfrazarían de bellos bailes sobre zancos y lanzarían fuego hasta con la boca...
Bellísima su prosa, señor. Le dejo un beso de agua marina suspendido en su agua color león.
Un solo gato se cuela por mi ventana. Rondando la medianoche, -hora de buhos y de brujas, de hechiceros con gorro de punta arrugada-, apago la luz de mi cuarto y busco el brillo de los ojos mininos tras el cristal.
Saludos viejo.
pasé a saludar... y saludo..
HOlaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
besos
¿Comienza a necesitar echar raíces? ¿Le resulta a este gato un poco efímero el aire de los relámpagos? Porque en ese caso déjeme advertirle, señor mío, que está en problemas graves.
O todo lo contrario, según se mire...
(Excelente texto bajo el agua inspiradora de la tormenta...)
Para dos amantes, no hay tierra ni espacio material; pues son equilibristas del amor.
El aire los acaricia... agiganta el fuego que los consume, y cuando el agua llega hasta esa piel ardiente... sienten alivio...hasta que nuevamente los sentimientos, el instinto y el deseo vuelvan a disparar sus dardos de pasión.
La suavidad y el ardor de una piel, no saben de relojes de arena; sólo entienden de acción y recorren el mar de la sensualidad hasta anclar e identificarse mutuamente.
El destino cruzó esos hilos de piel, que la pasión se encargó de enredar._
Mara
bellamente escrito.
no hay tierra ni red.
los equilibristas deben arreglárselas como puedan.
permitidas las trampas.
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