Blanco adentro.

Entre blanco que sí y blanco que niega. Aceptación o huida. Paredes blancas o las señales del olvido. Sábanas blancas con un borde de ingenuidad verde y el primer sudor de esa tarde de verano. Puertas y ventanas de la misma nieve tórrida. Como si todo recomenzara sin que importe el sentido que la luz busca en el rostro amado. Espejo blanco. La luz se persigue a sí misma y se sale de los ojos. Cuerpos blancos y ella abierta y desnuda por primera vez en esas sábanas con algún indicio de árbol horizonte. La luz se deja acariciar por los cuerpos de la tarde. Derrota parcial de la intemperie. Fragilidad blanca. Así los cuerpos inauguran los despojos de una luz sincera. Una muerte cada uno en la misma vida blanca. Abrazo blanco…

Foto unsologato. Graffiti de Baires.