Klimt en el Bilocador.
El Beso es uno de mis cuadros más queridos. Cuando pasé por Viena en Junio de 2001, toda la ciudad y sus recuerdos casi se redujeron a ese cuadro magnífico. La distancia entre el original y las reproducciones que vemos es enorme. Las texturas de esa tela y los dorados crean una atmósfera onírica que es difícil de captar en las reproducciones. Gracias al Bilocador puedo tener el Beso en casa. Están todos invitados a contemplarlo. Ese beso somos nosotros, son nuestros sueños de amor, es nuestra pasión por la vida y los encuentros mágicos...
2 Comments:
Yo no soy un gran klimtiano, pero mi amiga M. allá en Modiín, sí. Era loquilla por Klimt y tenía una reproducción de El Beso en su casa.
Tenía también unos libros sobre Klimt. Un tiempo trabajamos juntos - creo que en una traducción - en su casa le dábamos fuerte al café, a Bach (otra de sus locuras) y rodeados de Klimts.
Sigue viviendo en esa ciudad montañosa, a medio camino entre Tel Aviv y Jerusalén.
La invitaré a ella y a sus Klimts a unírsenos en estos blogs. Quizás le guste.
El mio es el grito de Munch... o la paloma de la paz de picasso
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