Las manos
Tu mano. Mi mano. El anillo que te regaló el Minotauro. El anillo que nos hace dar vueltas el uno en el otro. Los dedos de cada mano. Toda la piel. La ininterrumpida caricia sin salida. El Minotauro sonríe como el gato de Cheshire. Tu mano de aire. Mi mano de fuego. Silencio giratorio y concéntrico entre diminutas paredes de plata. El Minotauro contempla el ouróboros de piel predestinada por aquella carta lejana. Nuestras manos ya no necesitan abandonar el laberinto. El Minotauro nos bendice.
Foto unsologato.
1 Comments:
Cuantas palabras, cuantos sueños encierran esas manos bendecidas por el Minotauro. Y qué hay de las otras manos, esas que no vemos paro que gracias a ellas, recibimos los alimentos que consumimos o la energía que nos da luz para no estar en la oscuridad.
Mamos, manos que siempre están dispuestas a dar antes que recibir.
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