sábado, abril 18, 2009

(Luz 4951)



La luz de la habitación a las tres de la tarde. La luz me obliga a permanecer quieto. Luz real. Bella luz. Espero que ella decida el siguiente paso. Jugar con la luz, ser presencia y contraste de su voluntad fotosensible. Dejarse llevar por sus soles. La luz no mueve los objetos. La luz no mueve los brazos ni las piernas. Pero llena los ojos. Llena el pecho. A la luz le acomoda la quietud de la habitación donde ella decide el ángulo de incidencia de la respiración, de la sangre. La luz juega con las negaciones de un hombre. Yo soy ese hombre, obligado a jugar con la luz. Quizás el próximo movimiento que me permita hacer, sea levantarme de la silla, tomar el teléfono y decirle a la mujer amada que esta noche no podremos abrazarnos. Tal vez sean muchas noches sin abrazo, sin luz de pieles. La luz no tomará esa decisión, sólo hará la sugerencia desde un rincón menos luminoso de la habitación. Para la luz es sólo un juego, permitir ciertos movimientos o evitar otros. La luz me obliga a decir estas cosas. Y a callar otras.


Foto unsologato

2 Comments:

Blogger Rey muerto said...

El sol provee de nutrientes a la semilla para que llegue a su madurez, germine y florezca... Abrazo de luz solar por este texto abierto, crudo, pero no por ello exento de belleza.

abril 19, 2009 9:59 a.m.  
Anonymous Anónimo said...

Estás flotando en esa luz, como en un útero.
Aquí hay otro úterocorazón lleno de luz y de voces y de música y de somras y de silencios para quien quiera y pueda entrar. No todos saben el santo y seña. Sólo uno. Tal vez sea esa misma luz mirada de frente, la luz que va pasando.
mmmmmmmmmmmmmmmmmm

abril 24, 2009 9:27 a.m.  

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