viernes, noviembre 19, 2004

Muñeca rusa

Abro el blog como quien abre muñecas rusas y después las coloca una al ladito de otra, en hilera sobre una repisa y toma un coquito de eucalitus que trajo de una lejana isla y procede a arrojar el coquito de eucaliptus que todavía tiene olor a eucaliptus y derriba la tercera de las muñecas rusas que cae al piso y hace clac clac... rueda un par de metros... Y hasta ahí llega el experimento...
Pero no. Hay algo de curiosidad, irrefrenable curiosidad, porque si cayó la tercera de las muñecas rusas, por algo debe ser. Entonces se la lavanta del suelo, se la abre y curiosamente se encuentra en el interior de esa muñeca caída por efecto de un proyectil de coquito de eucaliptus traído de una Isla del Pacífico Sur, un pequeño papelito doblado cuidadosamente en cuatro y donde se lee lo siguiente: "Si hubieras derribado la cuarta muñeca rusa, no habrías encotrado nada en su interior; si hubiese sido la segunda, habrías sonreído y esa sonrisa se habría perdido en la nada de tantos otros gestos inútiles; pero debido a que fue la tercera muñeca rusa que eligió el azar, entonces... querido amigo: puedes cerrar el blog en paz contigo mismo y con todas las muñecas rusas que habitan este conmevedor e inextricable universo... Por lo tanto puedes irte tranquilo a escuchar ese hermoso concierto de Bohuslav Martinu para oboe y orquesta... Y a otra cosa querido gato...

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

La forma que utilizamos para abrir nuestros pensamientos es la forma de conectarnos con los mundos que subyacen a la realidad...
La muñecas rusas para ti, son como las ventanas empañadas en invierno para mi, cada uno se arma sus metáforas...

Saludos.

noviembre 19, 2004 4:40 p.m.  

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