Juegos del gato.
No era un día para la cabalgata de las Walquirias. Mejor un quinteto de Elgar. Querida chamber music. No podía faltar el granito de arena al libro de arena que es esta interminable orilla de la humanidad virtual.
¿Con cada palabra nos hacemos más o menos reales? ¿Alguien responderá?
Los perros ladraron y el gato se asustó. Después el gato escapó por esas callecitas del laberinto. Nadie lo vio llegar. Nadie le preguntó cómo había sido aquél sueño. Cuando despertó frente a la pantalla tenía un par de mensajes fresquitos, recién bajados de las nieves eternas del supramundo virtual. Uno de esos mensajes abundaba en signos de interrogación que eran como gritos desesperados. Otro de los mensajes rayaba el pavimento con tiza blanca (una lástima que no fuera roja o amarilla o violeta), pero no para una rayuela... Naturalmente, la piedrita cayó lejos del cielo, pero también lejos de la tierra...
Y bue... paciencia minino...
¿Con cada palabra nos hacemos más o menos reales? ¿Alguien responderá?
Los perros ladraron y el gato se asustó. Después el gato escapó por esas callecitas del laberinto. Nadie lo vio llegar. Nadie le preguntó cómo había sido aquél sueño. Cuando despertó frente a la pantalla tenía un par de mensajes fresquitos, recién bajados de las nieves eternas del supramundo virtual. Uno de esos mensajes abundaba en signos de interrogación que eran como gritos desesperados. Otro de los mensajes rayaba el pavimento con tiza blanca (una lástima que no fuera roja o amarilla o violeta), pero no para una rayuela... Naturalmente, la piedrita cayó lejos del cielo, pero también lejos de la tierra...
Y bue... paciencia minino...
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