Vencidos.
Ya no son cuatro relojes sino cuerpos que se buscan en la oscuridad. Pero se desdicen a cada instante en la arena que cae de los espejos. Vencidos y con las manos desolladas prefieren regresar a la habitación donde nunca han sido llamados por su nombre. Cada beso que se sirven parece arrancado del fondo de un pozo donde han compartido la muerte de las piedras y los niños. Pero no son tan torpes como para confundir noches ciegas, con ternura de bastones en las espaldas de otros locos. Prefieren bifucarse, aún a destiempo, que seguir flotando en ese sudor de vidrio molido. Y salir al vacío de ese cuerpo que ya no tienen en la piel ni en los huesos ni en la piedra que preside el sacrificio.
(Fotografía: escultura de Vicente Gajardo, Bellas Artes, Santiago, 2003)
2 Comments:
Me hubiera gustado que algún blogger dijera alguito de este textito... Pero bue... A veces es al revés... y comentan sobre lo que a uno no le importa demasiado...
Sí...Prefiero bifucarme, aún a destiempo, que seguir flotando en ese sudor de vidrio molido.
Es bello, es triste. Hoy -que no hace ocho meses, cuando colgaste el post- me siento así. Arrastras la piel hasta desollarla. Dejas las palabras en carne viva. ¿Quien podrá acallar sus gritos sin respuestas?
Yo estoy vencida.
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